miércoles, 6 de octubre de 2010

Desgastame la Piel








Desgástame la piel
Un bar underground, uno de esos bares que te pican, en los que a duras penas logras llegar a la barra y ya hay mil historias que contar, comenzando el por qué de que te hallas dejado arrastrar hasta ahí, cuero y rock’n roll en cada momento, en cada rincón, el humo de cigarro y otras cosas que llena el lugar dándole además ese toque, que tienen esos bares de enloquecerte, de llevarte a lo frenético, poca ropa, muchos roses, mujeres besándose en las esquinas, parejas que se movían con demasiada sensualidad al ritmo de open book.
No respiras por la nariz, abres los labios solo un poco, lo suficiente. Ves ese lugar por encima de tu hombro, tratando de esquivar a muchachos que visten elegantemente y tratan de caminar mientras bailan con el trago que salpican por todos lados. ¿Qué diablos haces aquí?
Un muchacho de carisma inexplicablemente oscuro se te acerca, te pasa un ron con coca-cola, a falta de algo más que hacer lo aceptas. Hay algo en el ambiente, el caminar de gata que tiene que la delata.
-¿Kat?
-¿Cómo me dijiste? Algo brilla en tus ojos, tal vez son las lágrimas que amenazan con salir, es la frialdad del sonido de su voz diciendo tu nombre, porque sabes que la heriste y ahora estas aquí perdida con un tipo que te quiere emborrachar y llevar a la parte trasera de su también elegante auto.
-Cristian, déjala en paz…viene conmigo. Te extiende una mano de esas que tienen los dedos largos que son perfectos para tocar el piano, explorar tu cuerpo, acariciarte cada fibra de tu ser con delicadeza y ternura.
-¿esta que parece una muñequita de porcelana?
Te hala para que la siguas, te aprieta la mano mientras se escabullen entre el tumulto de adolecentes idos que saltan como locos. Se detiene en seco y te mira. Tiene los ojos delineados de ese negro que la hace parecer zombie, los labios rojos que están bien dibujados y los hacen ver más carnosos, mas sensuales, tiene las mismas gotitas de sudor que estás segura también tienes tú.
Se acerca con cuidado, como si quisiera que no te asustaras, para que veas sus intenciones y tengas tiempo de correr si así lo quieres, se acerca demasiado y la empiezas a distinguir entre el mar de olores y sabores que hay en el bar y el de ella.
Tratas de no asustarte, pero te es imposible, cierras lo ojos esperando que así sea más fácil. Negándote a correr de nuevo.
Sientes su lengua, húmeda y alcoholizada, rosando con cuidado, deslizándose por la línea que dibuja tus labios, aspiras su aliento a humo, alcohol y vainilla, sientes el cosquilleo que genera su ridículo flequillo cuando rosa tu frente, la presión de su cuerpo, de cada curva, de sus senos que chocan con los tuyos, empiezas a temblar cuando sus dedos dejan tu mano y empiezan a ascender como si no quisieran, tan lentamente que te duele.
Abres tus labios de nuevo solo un poco, lo suficiente, para atrapar el labio inferior de ella, lo aprisionas con pasión, tal vez ya te has perdido pero tratas de buscar su cuello, las manos de ella dejan la timidez, los movimientos dejan de ser lentos, pasan a ser bruscas caricias desesperadas, sabes que nunca te quedo otro remedio, te entregas a ella, que haga lo que quiera.

Sus frentes están juntas mientras se deslizan arrítmicamente mientras The Ramones les grita HeyHo! Let’s go.
Nadie las voltea a mirar, no es como si lo esperases, no es como si lo quisieras, no puedes abrir los ojos, porque estas demasiado concentrada disfrutando de ella.
No importa, son las cinco de mañana, en dos horas tienes que entrar a matemáticas y sigues vestida con ese vestidito de miles de encajes blancos que según ella te hacen ver como rara, como un sexy cruce entre un angel y un fantasma en las luces del bar underground, bajo el efecto de unas cuantas copas y del humo que inunda el lugar.
Ida Maria empieza a tocar, saltas al compas que ella, porque ya te acostumbraste a moverte si ella se mueve a responder un cambio de posición suyo con uno tuyo, además Ida Maria simplemente te hace gritar y saltar.
El lugar te brinda tranquilidad y es que tal vez del ruido encuentras el silencio que necesitabas.
-i like you so much better when your naked.
Abres los ojos y te ríes, quizás ella tenga razón, tal vez tu mirada si sea más bonita que tus ojos, mas empática, mas apática, mas emocional y menos racional. Ella solo se muerde el labio y te saca de ese bar.
Afuera la luz del sol se filtra entre niebla y una llovizna madrugadora, el olor a natural que aspiras se te antoja extraño, ella sigue caminando mientras tu estas estática como si acabaras de entrar a una dimensión desconocida en vez de haber salido de una.
Roda los ojos con ese gesto tan suyo, sacude las llaves de ese apartamento que en esos momentos debe estar solo.
Ríes y corres a su lado, caminan una cuadra y media, armándote de valor y con un suspiro entrelazas sus mano con la tuya, no eres capaz de mirarla a la cara aunque estas consciente de que ella si te mira, con la penetrante mirada verde esmeralda que te hace sonrojar incluso si la sientes sobre ti.
Ella aprieta tu mano con delicadeza.
Esa prueba de matemáticas que te tenía enferma desde hace una semana tendrá que esperar.

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