martes, 28 de junio de 2011

Perdón

Tú perdón me sabe a mierda, me huele a mierda. Pero no lo siento. Creo.
a decir verdad, creo que lo puedo tocar, es tangible, palpable, real, físico. No sé.
Tal vez no sea tú perdón, tal vez seas tú el que me apesta.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Cherry




La noche caía mientras tus ojos se cerraban ante mis labios, y tu sonrisa coqueta temblaba ante la corriente de placer que crispaba tu cuerpo, la brisa que corría por la ventana entreabierta te alivia un poco el calor sofocane del verano y la pasión en Paris.





Tu cuerpo poético que se desliza con culpabiliad por entre mis sabana, y que se tuerce en la agonía cuando busca con insistencia su ropa, me dejas tu brasier, ese de seda y encaje -en parte porque yo lo escondí entre mis piernas- ¡Cómo se repite con insistencia la inconsistencias eterna de tu presencia! no te hace falta, no en estos días de calor abrazador, ese que te persigue mientras corres or la plaza parisina.


Lamento, de verdad, lo hago, lamento ser poeta, si no lo fuera tal vez te quedarías con tus labios cerezas, Cherry, y es que sé expresarme como sé que tu no lo haces, lo sé, se que te asusta con incontenible e irrefrenable culpabilidad y necesidad, lo sabes ¿verdad?, sé que te asusta que yo pueda decir: "Je t'aime-toi" y que tu sólo puedas correr.


Mis pequeñas verdades a casi medio día, mi pequeña fugitiva profesional ¡Cómo te amo!

Me encanta ver cómo corres desde mi ventana del ático, esa que da de lleno a la plaza por donde escapas, me gusta ver como robas una naranja y ofreces una sonrisa, de esas llenas de infantil ingenuidad que tan bien te quedan, la ofreces como si fuera la forma más sincera de pago, -de la misma manera en la que me sonríes cuando después de hacer el amor me quedó mirándote, y tu intentas hacer cualquier otra cosa que responderme- me gusta ver como te volteas después de unos momentos de indecisión y le sonríes a nada, a mi ventana, y cómo te ríes y sales corriendo otra vez, me gusta tu perfume que quedó prendido en la almohada, y tu nota, en un post-it, pegada en la cafetera caliente.




"Próxima semana, misma hora, mon chérie"

domingo, 3 de abril de 2011

ÁNGELES


Siento un niño, un niño vestido de blanco, siento que hace cocos, que me juega, que se rie, que me habla, y sé que es un niño, pero no lo se, es un sentimiento, realmente creo que estaba perdido, necesitaba un lugar donde quedarse y yo necesitaba a alguien, cualquier persona, era un ángel. Sé que lo era.

Ya no importa, pero me dijó que era importante que recordara. No sé que. No sé porque hoy me acorde de él. creo que me vino a visitar.

Sé que suena loco, pero estaba en mi casa, en el comedor y él estaba espiando lo que estaba haciendo en el notebook, Soy católica, de corazón, siempre lo he sido, el ateismo me parece que es la creencia absoluta en no poder creer en uno mismo, ahora, ahora que estamos en la posmodernidad, la completa ignorancia y estrangerimso es, el desconocimiento de nosotros mismos.


Hoy recorde, que los ángeles rién, y juegan, y nos protegen, y en el comedor de mi casa se sentó, esperando algo, creo haberle ofrecido algo, no tenia hambre, y luego se fué.

Todo estaba bien.

De locos.

jueves, 17 de marzo de 2011

Mariella y él


La luna acecha a la luz enmascarada, no entiendo, creo que eso es lo primordial, que no entiendo cómo es que te fuiste, y me arrastraste contigo.
No entiendo por qué ya no me hablas, ya no me miras, ya no me tocas, pero eres incapaz de ignorarme, te sientas cerca mí cuando estamos en una fiesta, caminas con medio siglo de distancia pero siempre me das la dirección a donde ir, nunca me dices no, pero me fuerzas a darte a razón, me haces depender de ti, un poco más, y, sólo un poco más de lo que yo te quiero.
Parezco perdida si tú no estás y es que ahora simplemente no te encuentro, te busco entre mis risas y tu sonrisa no llega, te busco en mis sueños y te rehúsas a ellos, te veo partir, y las lágrimas se mueren en mis labios de la misma manera que las fuerzas de impedirte el paso.
¿Por qué vuelves? Esa es la única manera que tienes para soportarte, eso lo sé, no lo quiero entender, pero lo sé, lo sé de la misma manera que se que te vas a volver a ir. Ya no se que preguntarte, me gusta mirarte sin medias, porque odio hacer el amor con medias, mientras la luna se esconde entre nubes negras, y la oscuridad más transparente me ayuda a olvidarte, como quisiera poder hacerlo, pero él no ver tu cara es ver tu silueta, oír tu respiración, contar tus latidos, 626, 27, 28, 29, ¿se ha parado tú corazón? Porque ya no escucho el sordo retumbar, se ha aplacado, tienes lo ojos entrecerrados, tu mano en mi pecho derecho, tus pies fríos enredados entre las sabanas al final de la cama, y tu nariz helada pegada a la mía, incluso a esta distancia no veo tus ojos, no veo tus labios, no siento tu aliento, un escalofrío, dos, tres escalofríos, la línea de la madrugada nos va vistiendo, su frío halo nos congela, nos separa, veo tu piel relucir a la luz purpúrea del comienzo de la fuga, veo tus labios semi-azules, otra prueba de que mi calor no era suficiente, siento mis dientes castañear, estamos desnudos, yo con lagrimas que se cristalizan en diamantes, y tú con los ojos cerrados como si no quisieras tentarte, me acerco un poco más. Un último intento, arqueo mi espalda y me empujo hacia adelante, lo suficiente para que mis pezones duros y fríos hagan contacto con el brazo con el que te abrazas a ti mismo, te siento aspirar con más fuerza, sé que mi esencia se escabulle con la misma fuerza por debajo de tu nariz, tratando de inundarte, ahogarte, aletargarte, dejó un beso tímido en tu nariz, mis labios fríos se sienten duros contra la tibieza de tu mejilla, de tus labios, de tus parpados, trato de sacarte un susurro insulso, algún “Te amo” un gemido, e incluso, un suspiro de resignación; mis dedos trémulos, mis yemas temblorosas e inexactas tratan de trazar un camino, apenas rozándote, ya no te miro, y sé que me miras, me miras los ojos que deben estar siguiendo mis dedos encima de tu piel, trato de no desconcentrarme del camino que me propongo seguir, se que miras mi testaruda determinación y por el momento sólo ves a la niña, ingenua, triste, sola y necesitada de ti, de tu aceptación, como venga, en deseo, en lujuria, en ternura e imaginación. Siento tu mano temblar, dudar, e inmediatamente disminuyo mi velocidad, la excitación me hace sonreír un poco, y la forma en la que tu cabeza se ladea imperceptiblemente me dice que estas sonriendo, una de esas sonrisas chiquitas, en las que solo tuerces las esquinas de tu boca para arriba y hacía un lado, y volteas tu rostro para quedar mejor ubicado en la almohada, para ver por encima de mi cabello negro, para poder tener una panorámica en la que no te interrumpan mis senos, la curva de mi cintura que está acentuada debido a mi posición, sé que ahora estás pendiente de mis reacciones, con la lentitud necesaria para que puedas desesperarte y desear mi tacto trato de llegar a tu vientre, ese camino desde tu ombligo de vellos desordenados me hace morder mi labio inferior, siento miedo y muchas cosas, me siento perdida y con ganas locas, me inclino un poco más, te oigo más que te siento contener tu respiración, esa parte baja de tu vientre la endureces, la tensas, siento tus reacciones, como si estableciera un dialogo carnal desde las terminaciones débiles de mis dedos con tu piel, se que te preguntas sí sé cómo continuar, lo mismo me pregunto yo, ninguno pide explicaciones, ni por lo uno ni por lo otro, me arriesgo a levantarme e inclinarme sobre ti, tal vez así decidas abrazarme, sé por el momento que no tienes intención de guiarme, me quieres demostrar que nunca seré eso para ti, y si esa demostración me deja perdida, sola y humillada es mi castigo y la prueba última de que en esto también tenias razón, ahora tengo mis dos manos sobre ti, siento tu risa atorada en tu pecho, frenética, sube y baja, sube y baja, siento tus respiración que ha dejado de ser acompasada, ahora, ahora pareces sufrir de vértigo, ¿Ya te das cuenta? ¿Te das cuenta que tengo ganas de ti? ¿Te das cuenta ahora que, incluso, soy diferente a las demás? Me gusta tu cuerpo, tu cuerpo de hombre, me gusta tu cuerpo, me gustan los hombres, veo tu cuerpo, como cuerpo, en este momento deseo tu cuerpo, el que seas tú el dueño sólo lo hace mejor, eres perfecto, es mi virtud de mujer que entrego para estar con un hombre, tú, ¿Ya sentiste mi deseo? Te miro los ojos abiertos y tu sonrisa y te aseguro que no se qué hacer, me siento perdida en ti, sigo bajando y veo la capa de sudor que tienes en la frente, veo como pasas saliva, siento tu aliento desesperado, y te pido permiso, tus labios se entreabren en una sonrisa más amable, un poco más seductor, un poco más tierna, me das una de mis sonrisas, en las que me sonríes con deseo de saber que soy una niña, una muñequita, tu muñequita.
¿Lo viste? Tu boca besa mi boca con un beso, tu boca besa mi pecho con tu beso, tu abrazo me aprieta, tus risas me cubren, tus suspiros resignados me ahogan, nuestros cuerpos, nuestras posiciones son más tensas, la dureza, queremos hallar la hermenéutica de hacer el amor con el otro, de hacer el amor conmigo, te sientes extraño cuando ya no quiero un espacio, cuando no quiero que me abraces, cuando quiero que la nariz que no se ha podido calentar después de tantas noches este a la misma altura que la mía, y chocarla contra la mía, y que tus labios rocen mis labios y que en la almohada blanca contraste el negro de mi cabello enmarañado en tu rubio cabello, quiero que la luz brille y que la silueta se confunda, quiero un espacio en tu abrazo.
Creo que son las diez y media, no hay nada bueno en la televisión, ponemos una película de esas que a ninguno de los dos nos gustan, prendes un cigarrillo y me haces espacio entre tus piernas y me abrazas con ellas, hace tiempo nos cubrimos con las sabanas delgadas, me doy cuenta que tienes tu cabeza ladeada, tu mentón apoyado en mi cabeza y que tu mano esta sobre mi muslo que tu pecho se relaja en mi espalda y que la fuerza de tus piernas nos sostienen a los dos en esta cama, la brisa de la lluvia nos llega en lo maullidos de la gata que reclama este como su balcón, tú la has estado mirando desde hace un buen rato, pareces tener una conversación con ella, cada vez que yo me volteo la gata levanta su cola y muestra sus dientes, tú te ríes, yo te dejo, así siento con más precisión tu vida atravesando mi espalda hasta mi pecho los ligeros golpes de tu vientre forzado con mi cintura mientras lo haces me hacen sonreír, la gata se aleja de mi balcón, un balcón que da a un jardín, un jardín que esta solo a esta hora del día, tomas mi mano, y nos cubres en una misma sabana, tienes cuidado de no moverte muy rápido o muy fuerte y me abrazas mientras tu brazo rosa mis senos desnudos a ti.
El piso está frío, más frio de lo que había pensado, doy un paso hacia adelante obligándote a entrar conmigo, cubro mi rostro en tu cuello, me volteo y beso la línea fuerte y marcada de tu quijada, oigo que te ríes desde tu garganta, como si escucharas un chiste que no tiene gracia, una ironía o un sarcasmo, tengo miedo de la oscuridad, tengo miedo de que nuestras narices sigan heladas, tengo miedo de que me dejes.
¿Por qué te tienes que ir? ¿Hoy volverás dices? Y es que los rayos del sol son encubiertos por las nubes, no hay nada que sea nuestro testigo ¿Dime como esperas que confíe en ti? Una cosa es amarte y otra es creerte, es lo mismo que dices tú, una cosa es desearme y otra necesitarme.
La gata se llama Mariella ¿la gata? La gata me persigue todos los días, ¿Sí lo hace, porque nunca ha hablado conmigo? Porque le caen mejor las otras, tu eres diferente, eres un lugar al que vuelvo, las otras se quedan esperando ¿Mariella, Mariella es la gata de la vecina? No, es mí gata, ¿Tú gata quiere ser nuestra testigo? No, Mariella quiere que mi nariz no se enfrié, una taza de leche caliente en las mañanas y en las noches, Mariella quiere tener una casa ¿No crees que esta ya es su casa? Sí, por eso está dispuesta a ser mi garantía. Mariella.

martes, 15 de marzo de 2011

Medias Lunas

No me digas ¿estás sola, triste, con un cuerpo desnudo y caliente en la cama de un apartamento que no conoces? Tú te lo buscaste preciosa, yo te lo dije, pero no, tú no aceptas las cosas, eres incapaz de ser honesta contigo misma.

Tus bragas estarán tiradas cerca a la puerta, ¿es ahí donde te las arrancó él, verdad? No te preocupes, acaba de amanecer, estás segura de que ese tipo de espalda musculosa no se despierta después de un buen polvo, porque lo fue, sino hasta después de medio día, va ir al club, se encontrara con el papá de su novia del colegio y te pensara esa noche cuando se acueste con ella, que tendrá un Baby-Doll que no le queda ni loca. Es una frígida.

¿Qué, qué hora es? Pues la hora de irse a tu casa, o mejor vete directo al colegio María Isabel, no llegues tarde, es lo único que te queda.

No te parece de mierda que las cosas pierdan sentido, haz estado fumando, tomando, consumiendo pastillas de colores que te quitan el dolor, ¿y cuando dejan de hacerlo? ¿Qué haces Mani? ¿Cómo lo llevas? Cuando después de un Vodka y esas dos de color verde no te hacen nada, sigues despierta y vulnerable al mundo ¿una más? ¿Es esa tu brillante solución? ¡Que original Mani!

Y mientras tanto sigues cantando al ritmo de The Dead Weather…

Dime Mani ¿no es tu primer día de clases? Vamos deja de revolotear en tu baño, el lápiz labial rosa lo dejaste en la casa del chico que te calentó su cama anoche, si, el rojo te va bien. No te preocupes si lo que te interesa es causar una buena impresión te prometo, como que soy tu mejor amiga, que causaras revuelo.

Subes las escaleras del edificio, tomas aire y esperas a que no haya nadie, que estúpido. Vamos Mani no quiero entrar sola, se que tú tienes mala suerte pero yo no, venga chica, que al final siempre somos las dos, no querrás entrar sola, además. Tienes ojeras, no dormiste bien, más bien no dormiste lo suficiente. UNO, DOS, TRES.

Entrada triunfal, la clase en silencio, miras a los ojos al profesor mientras yo digo las disculpas, bajas tu mirada al ver que todos nos miran, ¡Mani! No me juzgues, sabes que amo usar las mallas rotas con la falda del colegio.

lunes, 14 de marzo de 2011

Inevitable

Tu y yo, de ti y de mi, las noches pasan y no me acuerdo de lo que pasó.

Es por eso el cambio de apariencia, es una especie, esteril, de promesa.
sere constante en el blog, al final, sólo es una especie de desahogo mental, la desolación del secreto y las ganas de vivir.

Son romanticadas de una cínica, e historias de una incontinencia mental, es inevitable.

Esto queda entre tu y yo.

Cómo un fénix. nos vemos entre las cenizas.

Carito.

lunes, 18 de octubre de 2010

Deflowering II: I

-¿Por cuánto crees tú, venderá un ángel su halo?
-¿Estás hablando de la virginidad de alguien dulce e inocente, preferiblemente rubia, alta de ojos azul cielo y francesa?
-Muy chistoso, pero ahora que lo mencionas… ¿será que es virgen o es sólo una pose para que todo el mundo esté detrás de esa carita inocente?
-¿cómo tú? No lo sé, pero si tanto te apetece, ofrécele una suma astronómica de dinero, solo por el placer de verla decir sí o no…
-¿o que me pegue una cachetada? No Rory, paso.
-Tú te lo pierdes.
El silencio que crecía entre los dos era cómodo como ninguno que hubiéramos tenido antes, el no era mi hermano, mi jefe, mi novio o mi amante, era simplemente él que estaba, por primera vez, oportuno ahí. Como un amigo. Y era un buen cambio.
“Él no sabía que tenía un corazón, no sabía el significado del amor, hasta que yo se lo enseñe, yo hice que su corazón latiera sangre, como fuera, de hiel, en hielo, con fuego, el no sabía que tenía corazón”…, Eso estaba escrito en un hoja de papel que Christina me había dado esta mañana cuando me vio entrando a su edificio, ese pedazo de papel que ahora estaba arrugado reposaba en su puño cerrado de la mano derecha.
-Rory…
-¿Sí?
-Tú debes saber si Olivia es virgen o no.
-¿Por qué habría de saberlo yo?
-No lo sé…Rory, ¿Has hablado con Christina?
-No, los ojos negros dejaron de gustarme.
El azul del cielo, se dejaba ver por entre el gran ventanal del apartamento de Rory, todo estaba muy tranquilo, la calma no era opresora y la melancolía de Rory a estas alturas se contagiaba.
-Dan.
-¿Si?
-Vamos a fumarnos un porro en el parque.
-¿para qué?
-para despedir a las personas, enterrarlas con respeto, cuanto se necesita, para la persona que te enseño a amar.
“Hasta que me arranque el mío del pecho y se lo entregue, para que demostrar a él que si tenía uno”
Y esa parte de la corta carta era la que había arrancado Rory, estaba en su bolsillo izquierdo, donde estaba el papel con el que envolvía los porros.
Al salir del apartamento una bola de papel amarillo entro libremente en la acera.